domingo, 15 de febrero de 2009

Quintitos ¿ni en el banco?

O lo que es lo mismo, la virginidad paga.

Cosas de la vida real son las que no dejan de sorprender. Claro que hasta la vida “virtual” es real, pero, para mantener la “cordura” o algo similar, es, a veces, necesario aún tener la capacidad de sorprendernos con lo que sucede a nuestro alrededor.

Esta vez lo que ha llamado la atención de este su seguro “servilleta” es que una jovencita de 22 años (Natalie Dylan, en la foto) ha puesto lo que todo el mundo pensaba que a esa edad, y a veces 10 años antes, estaba extinto en este planeta.

La virginidad.

Sí, leyó su mereced bien, la virginidad. Esa cosa que no sirve de mucho, o al menos eso pensaban algunas y algunos y que sin embargo puede costar matrimonios, vidas, y llevar a tragedias grecorromanas o del estilo Romeo y Julieta, que el “chequespeare” necesitó usar italianos y daneses para poder ponerle sabor al caldo de sus obras, ya que los ingleses, dicho sea con respeto, nada más en el fútbol muestran pasión, y antes, muchos siglos antes, en la piratería, pero eso es harina de otro costal.

La “niña” (le aplaudiera yo y me la mandaran a la mesa) en cuestión, de origen norteamericano (¿qué nos sorprende?) de allá de San Diego en California, se le ocurrió copiar a una peruana (sólo para la mala maña, o como dicen los tabasqueños para la shotería (putería en buen criollo) y mala maña los latinos destacamos en muchos casos) y poner en subasta (en el Internet por supuesto) esa enfermedad rara que se llama virginidad.

Como la profesión de las “bellas de noche, suripantas, taloneras, daífas, mercaderas de placer, (putitas pues)", está prohibida en California, la nena está dispuesta a perderla en el estado de Nevada, donde esa arcaica profesión está bien vista (como debe de ser) en el famoso burdel Moonlite Bunny Ranch.

Hasta el 2 de febrero, según informes fidedignos, un australiano (tenía que ser) ha ofrecido la nada despreciable suma de 3.8 milloncejos de dolarucos, que sobre pasa (por mucho) los 150 dólares (que amarretas, codo, poco valedor me salió el que puso la primera puesta), llegando al
cuarto de “melón” de los verdes en septiembre del año próximo pasado.

Claro que la chiquilla, está sorprendida de que le pongan tanto “calor” al asunto ofreciendo esa cantidad y asegura no entender porqué se paga tanto por lo que, a lo mejor, el “noviecito” suertudo en turno puede obtener llevándola a cenar, unas rosas, unos versos y una serenata.

Por supuesto, si se busca a una buena Celestina, la chamacona podrá arreglar en más de una forma el truquito para poder cobrar la marmaja que está 0 estaría por recibir, pero cómo bien preguntó uno de los “ponedores” ¿hay una cláusula sobre el reembolso en caso de que la ¿señorita? en cuestión no lo sea a la hora de la mera hora o cómo estar seguros de que es “señorita” y no la han “arreglado” para el evento.

Claro que ella cobrará por adelantado el “servicio” porque, al final de cuentas, en Nevada, aquí o en China, el que no paga, no goza.

Por lo pronto, quien desee más información sobre la subasta, puede visitar, entre otros sitios Internet el www.nataliedylan.net y como dicen en la tauromaquia, “suerte matador (o matadora, que uno nunca sabe).


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡UNa más que se me va por falta de dinero!
Chelamonster

Anónimo dijo...

sin tanto maquillaje tambien le doy por donde le entre