O lo que es
lo mismo, el tiempo no se detendrá.
En efecto.
Tiempo ha que este su seguro servilleta no se detiene a redactar unas líneas
pero, sin justificarse, estuvo atrapado entre la Euro 2012, las elecciones
mexicanas, cumplir medio siglo de existencia, los olímpicos y por supuesto las
vacaciones de verano.
Sin
embargo, los acontecimientos en el planeta siguen y siguen y para ser honestos
ni ganas dan de escribir ya que todo si no son malas noticias, son peores. A
pesar de todo, es necesario sacar lo que se ha cocinado en el cerebro antes de
que explote. El problema es qué es primero (¡ay mojo el huevo y la gallina!).
La
frustración de ver lo que sucede en México, hace que aquello de “México lindo y
querido…” se haga tan difícil de decir y aún más de sentir. Todo él se diluye
en una especie de sueño de lo que fue, lo que pudo ser… lo que es.
Todos dicen
que es un mosaico y “cuando el río suena es porque agua lleva” y será verdad,
pero ese mosaico está perdiendo a pasos agigantados lo que más hermoso tenía y
se ha tornado en una incertidumbre, en un cambiarse al lado oscuro al más puro
estilo de “guerra de las galaxias” (valga la comparación, pues), y vimos al
futuro que podía ser para mejor y que a partir de la década de los 70 comenzó a
pasarse al otro lado “duro y macizo” como decía un amigo de primera juventud. Lo que no estoy cierto es que si alguien la
vio venir esperaba que fuera a venir como
se nos ha venido encima, un maremoto tras otro y sin tiempo de decir “agua va”.
Regresa el
PRI por sus fueros, con un presidente que en voz de la mayoría, que fue la que
no lo eligió, es un simple muñeco en las manos del clan Salinas y sus cuates.
Todos hemos leído por lo menos uno de sus garrafales errores. Más una especie
de autómata que de maniquí.
Fox primero
y Calderón después, les confirmaron el triunfo antes incluso que el mismo órgano
electoral que se dice autónomo y que reconoce violaciones pero que nunca son
suficientes para ir por una segunda vuelta o anular el proceso, por aquello del
“qué dirán” o eso parece al menos. Por lo pronto Fox sigue subsidiado por el
PRI y según dicen Calderón busca una placita de maestro en USA para vegetar sus
días o algo así.
Así que PRI
de nuevo en Los Pinos. Mismas mañas, usos, discursos. Ahora les toca combatir
lo que se creó durante los mencionados años 70 y esa lucha contra el narcotráfico, además de no
estar siendo todo lo efectiva que dicen, es casi una digamos “guerra civil” en
lo que encuentro un término más certero. El PRI lo heredó y lo hereda ¿todo en
santa paz de pronto como si el imberbe fuese poseyese los poderes mágicos del
ídem de Hogwarts?
El crimen
organizado, desorganizado, de momento u ocasión están a la orden del día. No
sólo el que atañe al narco y sus vendettas. El que pasa todos los días, desapercibido
por los noticieros o diarios, que por tan cotidianos, no merecen ni una alerta
siquiera. Robos de todo tipo, fingidos secuestros y los verdaderos,
violaciones, vejaciones, maltrato, abusos de menores, mujeres, varones,
ancianos.
El
enfrentamiento a burócratas, policías, judiciales, abogados y la lista es larga
y la posible “mordida, chayote, dieta, caerse o entrarle con su muerto” o como
gusten llamarle o decirle. Ese que merma aún más la confianza en las
autoridades. Ese sentirse desolado, más solo de lo que Paz escribiera en su “Laberinto
de la soledad”.
Claro que
están las historias de triunfo, la de cada día, la de las medallas olímpicas de
los participantes paraolímpicos y los de verano y tal vez algún día de
invierno. Están las que le acontecen a cualquier hijo de vecino y pocos lo
saben. El saber que se llevo a casa el producto de un día honrado de trabajo.
Del
discurso político algo será real. Y no se trata de desmerecer los logros. Se trata de que los logros se puedan reconocer
y apreciar, pero para eso, primero se necesita tener comida en la dispensa, un
techo decente donde vivir, servicios de salud y educación y un salario digno.
Se avanza, pero nunca se avanza lo suficiente.
Sí, se
podría hablar de lo bueno, de lo positivo, PERO todo eso se diluye en la
carencia de seguridad del pueblo y de la falta de confianza y credibilidad en
las autoridades del país. Con lo que se
vive cada día sobre todo en la capital del país.
No estoy
cierto en qué nos hemos convertido los mexicanos, pero sí estoy convencido que
la inmensa mayoría de los que se autodenominan líderes pueden ser todo, menos
eso, líderes, ya que si lo fueran no estarían las cosas como están porque
verían por el bienestar de la mayoría y no sólo por el suyo.
Creo que
nos robaron el civismo y con ese robo comenzó la debacle nacional. Ahora al regresar
el PRI a Los Pinos como partido al término del sexenio serían algo así como 77
años de poder, ¿estaremos tratando de ser la excepción a aquello de que “no hay
mal que dure 100 años ni cuerpo que los aguante”?
Y de AMLO
escribimos luego… si nos dan licencia sus mercedes.
In tlanextia, in tonatiúh (Que tu sol sea siempre brillante)
"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"