martes, 19 de enero de 2010

Lo inhumano de los llamados seres humanos

O lo que es lo mismo, entre bueyes sí hay cornadas

(foto cortesía de Carlos Barria/Reuters)

En efecto. La devastación de Haití nos ha dado una muestra más de lo inhumano que puede llegar a ser el hombre o la mujer, que para el caso es lo mismo.

Todos los días podemos contemplar, ya sea por televisión o fotografías en la prensa, o escuchar por radio, cómo el despojo y el robo a los que han perdido todo, o las luchas en las calles por un mendrugo de pan, y la inseguridad en general campea por la mitad de la isla La Española.

Las batallas campales, los arrebatos, las muertes sobre las muertes que este tipo de actitudes conlleva.

¿De qué sirve que los recursos lleguen a Haití si la gente y a no dudarlo todos aquellos que tengan acceso a esa ayuda y sean parte del sistema corrupto que ha imperado en esa país casi tantos años como en mi pobre México, no hagan otra cosa más que su agosto?

Medrar del dolor ajeno. Abusar de los que lo han perdido todo. Robar a los que ya no tienen nada. Todo aquel que lo haga debería ser juzgado de lesa humanidad.

Sin embargo, eso es sólo un sueño… uno más de la persecución de un mundo mejor, que desafortunadamente, la “humanidad” jamás llegará ver convertida en realidad.

Sólo espero que la ONU y la OEA en verdad sirvan de algo, no tan sólo para invadir países, sino en casos como el de Haití, a ayudar a esos que en estos momentos lo necesitan todo.

Que a esos que se dedican a lucrar y a robar en este tipo de situaciones, los atrapen, los encierren, los juzguen y les apliquen todo el rigor de la ley, y mejor si es la del talión, que tal vez, es la única que todos entendemos.


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

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