martes, 26 de enero de 2010

el andrógenismo del nuevo siglo

O lo que es lo mismo, no le aceptes dulces a un desconocido.

Sabio consejo era aquel que nos daban los mayores de no recibir dulces de un extraño... y de éste que está en pleno güirigüiri al celular, menos, la neta.

Lo más triste del caso, es que con el ajuar que lleva, uno no sabe si ya perdió, quiere perder o etá buscando quién se la pague.

Hay juzguen vuestras mercedes.

En calida de mientras, por aquello de que no se nos suba el ázucar, mejor voy por un mezcal encerrado en barro negro de la sierra oaxaqueña.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

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