lunes, 19 de enero de 2009

La nueva cara de la oficina Oval…

O lo que es lo mismo, entre el infierno y la gloria (¡ay mojo telenovela!)
Así es. Barack Obama será una vez pasado el meridiano del medio día del huso horario de los EE. UU., el nuevo presidente de esta nación, casualmente, un día después de cumplirse el ochenta aniversario del natalicio de Martin Luther King Jr., en este mismo año, el aniversario del bicentenario del natalicio de Abraham Lincoln. Dos grandes de acuerdo a la historia, que comparten el mismo fin. La muerte a través de la violencia, el fanatismo y el racismo.

El Sr. Obama comparte con ellos el sueño de justicia para todos, sin importar el color de la piel (pero al parecer no de religión todavía), siempre y cuando el trabajo sea honesto, en bien de las masas y los más desprotegidos, tratando de que la vida de los seres humanos tenga la equidad.

¿Compartirá Obama el sino de ellos de abandonar este mundo por la vía de la intolerancia de aquellos que sólo piensan en su “status quo”? Eso al tiempo, que si nos apegamos al refrán, la tercera es la vencida, entonces el cambio que puede darse en lo social en “gringolandia” puede traer consecuencias interesantes, desde las más nefastas, esto es el incremento de la xenofobia, hasta la más noble, de aceptación de los demás por lo que son y no por su color de piel.

Por supuesto, que a lo anterior hay que añadirle lo que hereda “grosso modo”:
dos guerras inconclusas e inútiles; una tercera, contra el terrorismo, que no va a ningún lado: un recesión económica peor según algunos, que la de hace 40 años, tan así que sus propias empresas automotrices están al borde de la bancarrota, como ya lo han hecho empresas con más de 50 años de vida económica; una animadversión popular a una presidencia, y gobierno en general, que están más devaluados que el peso mexicano; y hablando de mexicanos, el problema con las pandillas y narcotraficantes oriundas de ese país, sin contar a los 8 millones, más o menos, de ellos que ya están radicados en la Unión Americana; una falta de liderazgo a nivel mundial, de esas “maraca llorarás” (gracias a las “guerritas del W.); que el pueblo norteamericano espere que de la noche a la mañana cambien las cosas…Sería casi el cuento de nunca acabar.


Así que la nochecita que ha de estar pasando en su fuero interno, muy interno supongo yo, ahí dónde nada más uno sabe lo que piensa, que siente, que no hay cómo, ni voluntad para compartirlo por billones de razones, ya que son las de cada ser humano, una nochecita decía, de lo más surtidita en emociones, sueños y perspectivas de la que será su nueva realidad, dentro de la realidad.Habrá que ver y escuchar mañana… Y sobre todo, esperar que la intolerancia racial, sea como la espada del griego aquél y sólo penda sobre su cabeza y lo dejen hacer.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

3 comentarios:

Karla dijo...

Muy buen articulo.. saludos

Anónimo dijo...

En la vida de los seres humanos, así como en la naturaleza, nada es coincidencia... Sólo espero que haya esperanza

Anónimo dijo...

No tardan en matarme al negro.
Chelamonster