lunes, 22 de diciembre de 2008

Rola las tres…

O lo que es lo mismo, mami, tu forjas y yo prendo el toque.

La ilegalidad de la marihuana puede tener su lado oscuro y nada grato.

Resulta que en el estado de Nevada, USA, una madre de dos adolescentes decidió enseñarle a manejar a su hijo. Hasta ahí, nada fuera de lo normal.

El problema, es que la señora, decidió que la lección incluyera no sólo el mirar por los espejos laterales y el retrovisor, usar las direccionales para cambiar de carril, y esas menudencias, sino que también fuera capaz de conducir, ya que supongo ha de conocer a los “amiguitos” del hijo, bajo los influjos de la marihuana.

Y no sólo eso, sino que de paso, a la hija de 14 años de edad, le “roló las tres”.

Por supuesto, la señora se debe de sentir una madre “responsable y moderna” al compartir con los hijos “los peligros de las drogas” y enseñarles que se puede “conducir bajo su efecto con la práctica correspondiente”.

Desafortunadamente para la dama en cuestión, alguien pensó que la forma de conducir era sospechosa, y ni lerdo ni tardo ni perezoso llamó a la policía, que para este tipo de cosas siempre llega a tiempo, y después de detener el “auto escuela” y “llevarse un hornazo de la australiana sin semilla”, decidieron interrogar a los jovencitos, y por supuesto, como buena gringuita que le han enseñado a no decir mentiras, la hija pequeña “sacó a balcón” a la mamá afirmando que no sólo habían sido “las tres” sino dos pipas tamaño “ponte listo y ve elefantes rosas” los que se habían estado fumando con la mami liberal.

Resultado, mamá está pasando unas vacaciones de lujo a la sombra en alguna penitenciaria estatal, acusada de poner en peligro la vida de un menor (o dos), contribuir a la delincuencia y posesión de drogas; el hijo aprendiz de conductor fue a parar al hotel llamado cárcel juvenil; y la más pequeña, fue donada a una agencia federal de protección a los menores y que los güeritos llaman, de manera pomposa “Child and Protective Services”.

Lo que me sorprende es que en un estado donde no hay impuestos y que su ciudad más famosa fuera fundada, si hacemos caso a la tradición, por un “gangster” de la “época dorada” allá por los 30 del siglo pasado, uno supondría que el crimen de la señora, no debería de pasar de una infracción de tránsito.

Pero parece que las cosas en el primer mundo nunca se ven como las ve el resto del planta. Qué le vamos a hacer.

¿Moraleja? Si va a enseñar a su hijo a manejar, y de paso, la lección incluye hacerlo bajo el influjo de la marihuana, fúmela antes de salir de casa y de paso, enseñe a su hija a no decir mentiras, pero tampoco toda la verdad.

Claro que lo mejor, sería, si el darle las tres a la verde y apestosa es un vicio difícil de controlar, entonces, mejor pague unas lecciones de manejo y se quitará de problemas.




"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

1 comentario:

CHELAMONSTER dijo...

Tengo un camarada que ya le sacó a su hijo su licencia en California para fumar mota, con el pretexto de que el jovencito es demasiado "nerviocillo".
El chico tiene 17 años y ya puede estar estúpido "legalmente".
Nada en contra de la mota, ¡todo lo contrario, míster!, nomás que los gringos son cosa seria con el doble mensaje. Por mi parte: ¡legalize y dejémonos de mascadas! (en México también).
Se trata de despenalizar la droga, no de dejarla de prohibir, y aunque siempre habrá un mercado negro los dealers (el verdadero cáncer) dejaran poco a poco de existir (cero intermediarios).
Hasta ahora Holanda nos lleva la delantera y ya se me antojó una super muestra de esa "ganja" paquistaní que alguna vez probé en aquellos "cafés" controlados.