la verdad de su gobierno

O lo que es igual, zapato, pa'qué te traigo puesto o la chancla que yo tiro, no la vuelvo a levantar.

No puede haber mayor ofensa, tal vez ni una mentada de madre le puede doler tanto a uno, que alguien te aviente un zapato y te llame perro,al menos en el mundo árabe al parecer.

No sólo es reflejo del odio, sino también de todo lo sucio que ha pisado y por ello representa insulto tan fuerte y lo de perro, bueno, si hasta su propia mierda se comen, creo que el resto del llamado resulta obio.

En entrada pasada, cuando la foto del tal W. en Beijín, China, durante las olimpiadas, con la bandera de su país en las manos y al revés, pensé y escribí que ese era el reflejo de su gobierno.

¡Cuán lejos estaba! Pero creo que ahora sí. Esta imagen de EFE (que espero no me demande por los derechos de autor, así que pronto habrá que hacer una caricatura al respecto), nos dice la meritita verdad de lo que fue, y es, uno de los peores y más nefastos gobernantes que se han dado en la historia de la humanidad (para desgracia de la ídem y de todos los seres vivos y no vivos que habitamos el planeta).

Y en este caso la dosis fue doble (me refiero a los dos zapatos y el apelativo de perro, y lo lamento por los caninos que no tienen la culpa de que los comparen con el tal W.), para manifestar el desprecio que se puede sentir por el tal W. en Irak, y es reflejo de lo que se siente por él al rededor del planeta.

La imagen que le dio la vuelta al mundo, y que hasta este momento es la comidilla en todas las cantinas, bares y cafés que se precien de ser de "calidá" es la imagen del W. haciéndola de pugilista (creo que ya quisiera el rajón de De la Hoya tener la misma habilidad para escurrir el bulto) y librarse (¿librarse?) de los dos objetos voladores bien identificados (que el apelativo de perro, no lo evita ni tapándose los oídos), que el reportero iraquí le envió como cualquier lanzador de béisbol que sepa lo que es subirse a la lomita de lanzamientos y tratar de “ponchar” al bateador con dos rectas mortales y por en medio del “plato”.

Y el tal W. una vez más demostró lo que le ha enseñado al mundo desde hace ocho años. Que no tiene dignidad.

Es cierto aquello de que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. ¡Qué me lo digan a mi como mexicano!

Pero ¿qué hizo el planeta para tener en una de las oficinas más poderosas una dosis de 12 años de Bush (entre padre e hijo)? No lo sé. Pero sí sé que por esa razón oculta a la mayoría de los seres humanos, estamos como estamos.

Y saber que aún le queda un mes de presidencia. ¿Lo resistiremos?

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"