viernes, 26 de diciembre de 2008

Hay varias formas de echarle a perder a la gente su fiesta.


O lo que es lo mismo, a este “santa” no lo invites a pasar.

Siempre especiales, los “gorrones” como se les llama en México a aquellos que llegan a una fiesta sin invitación y participan de todas las canonjías que los invitados tienen, pueden ser una manera de que la fiesta pase de la felicidad hasta la tragedia, en las más triste de las situaciones. Aunque normalmente, nunca es una acción deliberada por parte del gorrón, al que por cierto le maestro Chava Flores, les compusiera una maravillosa canción, el llevar la fiesta a su total extinción o en el mejor de los casos, a una pausa de reconocer por parte de los anfitriones, a los invitados, después de invitarles la del estribo, invitar a los que no lo son a retirarse, o, como en más de una oportunidad fui testigo presencial, permitir que se queden, porque se han convertido en parte de la celebración y muchas veces, pasan a formar parte de “lista” de invitados para el reventón, juerga, fiesta, aniversario, boda, cumpleaños, o lo que sea que se vaya a festejar.
Pero, cuando te quieren echar a perder la fiesta de manera premeditada, con alevosía y ventaja, oséase, las tres agravantes del crimen, en el código penal de cualquier país, merece que le apliquen un castigo, siempre y cuando, el perpetrador sea detenido, cosa que en la mayoría de las veces, no es posible, porque el actor o actriz principal, decidió sanamente, volarse la tapa de los sesos, tal vez en un intento de refrescar lo poco que queda de ellos, ya que en algún momento, se les “frieron”.
Tal es el caso de un residente de ciudad vecina a Los Ángeles, California, USA, que tomó la malsana decisión de ir a la fiesta navideña de su ex mujer, y matar a cuanto cristiano hubiese sin importar edad, sexo o condición social y después, para asegurarse de que no “quedaran testigos” prender fuego a la casa. No contento con eso, le pareció lo más adecuado que después de ejecutar su asesino plan, ir a casa de su hermano, y suicidarse. Este si aplicó aquello de que “todos coludos o todos rabones” y le amargó la navidad a todos los que lo rodeaban y conocían, finados o no, de golpe y porrazo.
El hombre había acordado dar por terminada (¡ay mojo el “terminator/gobernator” californiano!) su relación matrimonial que sólo duró dos años, en pasados días, el 18 según todas las pruebas, aunado a que desde julio próximo pasado, había perdido el “jale”, “chamba”, “camello” o como vuestras mercedes le quieran llamar a eso detestable llamado trabajo, y no podía ejecutar los pagos pertinentes. Así que sin chamba, endeudado, y ahora “oficialmente” sin mujer, pensando que la vida no vale nada, decidió disfrazarse de santoclós y darle “chicharrón” a todos los que estaban acompañando a su ex mujer esa noche, ex suegros incluidos, por supuesto.
Lo más triste del caso, es que la primera víctima, es una niña, que creyendo o no en San Nicolás, ve aparecer por la puerta al personaje, mejor, el icono de la época navideña estadounidense, y en lugar de un regalo, recibe un balazo en pleno rostro. Esa es la última imagen de su vida.
Sí, el tipo hizo lo que pensó, era el mejor “castigo” (¿”castigo”?) o daño podía infundir en su ex mujer, su “venganza” por lo que sea que fuera, encauzando su frustración hacia lo tangible y que se puede lastimar, y no esa figura borrosa que se llama poder público y las finanzas de un país en que como a él, millones, se han quedado sin trabajo… y las deudas creciendo, poniéndolo acorralado, y sin una válvula de escape, al menos emocional y se des emociona y mata al menos nueve personas, y deja a muchas más con la gran incógnita del porqué, un ser humano es capaz de pensar, planear, realizar atrocidades de este tipo. Y no es por el día en que lo cometió, sino que hizo.
Y esta tragedia tal vez se hubiera evitado, si aquellos que están en el poder, en lugar de gastar miles de millones de dólares en una guerra inútil, que no lleva a ninguna parte, y que causan la perdida de más vidas humanas cada día y alimentando el resentimiento y por tanto el odio, de quienes padecen una invasión que no se ve tenga fin pronto.
Esa guerra, y la cantidad de dinero que se invierte en ella, debió de ser lo que paleara la actual crisis económica. Se debió encausar ese gasto en la revitalización del poder adquisitivo y la generación de empleos, y no se hubiera tenido que rescatar a los bancos y ahora a la industria automotriz, por ejemplo.
Sí, hay varias maneras de amargarle a fiesta a uno. Las causas del asesino arriba descrito son pura hipótesis que nunca se podrá comprobar, a menos, claro, de que además haya sido romántico y nos dejara una nota explicando “su razón”.
Pero a los demás, nos la hecho a peder, en gran parte, un gobierno de 8 años de ineptitud, por ponerlo en una sola palabra.
Para quienes son mexicanos, la comparación será fácil de entender.
W. Bush hizo a los EEUU en lo económico al menos, en ocho años, lo que al PRI de México le llevó de Luís Echeverría a Zedillo Ponce de León, y por supuesto hay que sumar los seis años de Fox Quezada, y lo que va del actual. O sea les devaluó la moneda sin pedir permiso y nos metió en una crisis económica casi de la misma magnitud que aquella de los años 30 del siglo pasado. Esa es otra manera de echarle a perder a uno la fiesta. Que bueno que ya se va.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

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