viernes, 5 de junio de 2009

Los dimes y diretes de la política


O lo que es lo mismo, donde está la plata no importa la filosofía partidista

Durante 47 años, la OEA, a instancias de los gringos, le dijo a Cuba que “nanay” tan sólo porque Fidelito y el Che instauraron un régimen socialista/comunista en la isla.

Hace un par de días, esa misma OEA, se pasó por “el arco del triunfo” las opiniones de la Hilaria Clinton y decidió que ya era hora de dejar atrás monsergas ideológicas y retórica del tipo y le abrió las puertas al gobierno cubano para que regresara, como hijo pródigo, a casa. Por supuesto la gente de La Habana se llevó la mano al rostro, puso el pulgar en la nariz extendió los otros dedos y se pitorreó de la apertura. Entre otras cosas, porque sostienen que ese organismo latinoamericano (¡ay mojo virus porcino!) es un juguetito más gringo.

Y bien mirando las cosas, su razón tendrán y si nos ponemos a ver las cosas con un poco de imparcialidad, esa razón les cabe completita, porque ¿qué casualidad que a Cuba le llevó 47 años ser readmitida en la OEA cuando los chinos, que mataron tantísima gente en 1989 en la otrora Pekín, que desde Mao sean una fuerza comunista, que sigan matando tibetanos, que obliguen a las mujeres a abortar si están preñadas y el feto es femenino, sean parte crucial del Consejo de Seguridad de la ONU y la nueva fuerza económica del mundo y a donde todos los empresarios que defienden a capa y espada la globalización (de la pobreza añadiría su seguro “servilleta”) mantenga lazos de amistad con los gringos “forever and ever” como dicen los ídem?

Sí, no cabe la menor duda que el interés del imperialismo se conjunta en la combinación, ya que Cuba no tiene más de 50 millones de habitantes (contando los de la isla los expatriados más lo que se acumule esta semana) y China tiene su billoncejo de peli lacios mínimo y que son explotados hasta la saciedad, además de una que otra bomba nuclear, los hace unos socios indispensables en esto de la globalización.

Bien lo dijo el maestro don Francisco de Quevedo y Villegas, poderoso caballero es don dinero… queda comprobado que lo que menos importa es el beneficio de todos, sino la riqueza, que nunca se podrán gastar, de unos cuantos.

Ahora sí que como dijera Toro (que los gringos en su serie de TV “El llanero solitario” llamaron Tonto, por ser indio supongo), “estamos re jodidos quimosabi”

PD. Ahora, antes de publicar estas líneas, resulta que los gringos capturan a una pareja de lo ídem que habían sido espías para Cuba por más de TREINTA AÑOS… qué casualidad ¿qué no?


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

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