martes, 25 de noviembre de 2008

El vivir una película


O lo que es lo mismo, el takataka que vive en el Benito Juárez.

Así es. El dirá que no, pero el cine gringo, para colmo de males, es capaz de influir en todo el mundo.
Para muestra, que sirva el botón que representa el hijo del sol naciente (en la foto hechando "hamburgruesa" con aburrida soda de cola), que responde al nombre de Hiroshi Nohara (o que no se halla), que tiene más de dos meses viviendo en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México, Terminal 2.
Le dieron su visa. Se subió al avión. Y una vez que desembarcó, no supo, según él, a que había ido a México y decidió quedarse a vivir en el puerto aéreo.
Lo mejor del caso, es que las autoridades mexicanas no le piden a los connacionales del japonés que lo pasen a buscar, le den un baño y si no tiene nada mejor que hacer en el país, que se regrese a su casa que tal vez alguien lo está esperando, aunque lo dudo, pero siempre es una buena medida la que ha tomado para escapar de “su realidad” primer mundista y de avanzada tecnología.
Y no es que tenga nada de malo vivir en el aeropuerto sin gastar un yen, ya que el mexicano gustosamente le ha dado de comer y beber, y utiliza los baños para al menos dos necesidades básicas, que un baño, según los reportes, le urge.
Lo malo es que si un “meca” hace lo mismo en Tokio, a la media hora ya está de regreso con todo y sus “chivas” (y no del Guadalajara, aunque sea oriundo de la capital de la Perla de Occidente).
Así que la “migra” mexicana debería de ponerse los pantalones, como con los centroamericanos, sudamericanos y caribeños, y mandarlo de regreso para que pueda seguir viendo el amanecer desde su patria.


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Achis! Se me hace raro que el pinche japo, a como son, no haya ya puesto su industrioso negocio de comida rápida; total perol, anafre y el costal de arroz (y frijol) siempre hay cerca de cualquier aeropuerto meca.
Además para estas alturas ya debe de estar más que introducido en el mundo del maíz, en especial en su formato "tortillesco": ¡nada como unos tacos de arroz al vapor".
O sea: ¡ponte las pilas, papá del sol naciente!
Chelamonster