miércoles, 22 de octubre de 2008

La tristeza de gustarle a uno el fútbol, e irle a México.

Hace años, cuando era niño, escuche que llamaban a los jugadores de la selección nacional "los ratones verdes". Hoy, 30 y tantos años después, con tristeza, veo que siguen siendo lo mismo, una serie de ratoncitos, que se llenan la boca con un poco de queso, pero que, como siempre, les falta la vitamina "G" en cada uno de sus partidos importantes.
¿Qué es la vitamina "G"? Güevos, güevos y más güevos.
Nuevamente, frente a Jamaica, jugaron como siempre, y perdieron… como siempre.
Fueron al Canadá y a duras penas pudieron empatar.
Ahora van a Honduras, metidos hasta el cuello de lo ídem. Sólo falta que los eliminen, como pasó en la Copa de Oro, o rumbo a las próximas pasadas olimpiadas y entonces sí, ni quien aguante al “Talhugo” Sánchez, que seguro dirá que para hacernos perder, lo hubiesen dejado a él, total, el cobra sus millones y nos deja igual de perdedores.
Da, más que tristeza escribirlo, lástima. Sobre todo, por lo millones de fanáticos en el país, y los millones más que vivimos en el extranjero y que pese a todo, les llenamos los estadios y seguimos las transmisiones a través de la televisión cubano-americana.
En fin. Espero que aquellos que sienten deseos de jugar usando la camisita que en teoría debería de ser un orgullo, recuerden que, parodiando una pancarta en el estadio olímpico México 68, se debe de jugar al fútbol con "GÜEVOS, EL CORAZÓN Y MÁS GÜEVOS".
¡Ahí queda eso!

Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español.

3 comentarios:

CHELAMONSTER dijo...

Definitivamente con es te comentario de Roland Barthes se aclara todo:
El futbol no enseña absolutamente a nada ya que “las formas socializadas del deporte del deporte colectivo son frecuentemente reemplazadas por una forma superlativa del deporte de grades figuras; el esfuerzo físico no fundamenta una enseñanza para el grupo, más bien instala una moral de la vanidad (…) segregada monstruosamente de toda preocupación de sociabilidad”. R. Barthes, Mitologías, pg-66

CHELAMONSTER dijo...

Pero la liga inglesa de fútbol es la peor de todas, sobre todo cuando llega el fin de año. Mientras los clubes alemanes se toman seis semanas, a partir de la segunda semana de diciembre, y los franceses, italianos y españoles descansan dos semanas —lo que abarca Navidad y Año Nuevo—, los clubes ingleses deben de alcanzar cuatro partidos en diez días durante las fiestas navideñas, vaya: ¡ni tiempo para brindar! El jugador llega del entrenamiento a casa, se atraganta el pavo, le da un beso a la patrona y a regresar al partido. Pero con eso de que para los puritanos la Navidad es algo “diabólico”, pues que se joda la Iglesia Católica. O sea, que los protestantes jueguen en sábado y los católicos en domingo.

Unknown dijo...

Veo indispensable que se agregue dentro de la decepción de la gente toda, ni más ni menos que a los niños y niñas (ya que hay varias que juegan y siguen a sus equipos). Saludo.