Las cosas, con mucho, cambiaron de dueños. Los latifundistas y científicos son los mismos con distintos apellidos.
Los que se comparten el poder, son los mismos.
El pueblo sigue igual.
Las adelitas, los juanes, las soldaderas, los pobres, los re jodidos, la clase media que está por desaparecer y los políticos aún hinchándose de la plata que el sudor de las masas les genera.
Y los sindicalistas, siguen la línea de aquel famoso que siempre dijo que el que se mueve, no sale en la foto. Aquel Fidel, pero no Castro, sino Velázquez, que dudo mucho que se retuerza en su tumba al ver que el gran fracaso de lo que en un par de meses, la grilla mexicana llamará el centenario de la Revolución Mexicana.
Por lo pronto ya nos dieron el circo y el atole con el dedo el 16 de septiembre... sí magnífica celebración, pero el costo... hubiese dado de comer a varios cientos de miles de mexicanos, o evitar las inundaciones en Tabasco.
Y por mantener una tradición y una memoria viva, preguntémosle por MDCC CLXXXI vez, pero esta vez a todos los absurdos políticos mexicanos, desde el presidente hasta la última burócrata ¿qué tal durmieron? (In memoriam Germán Dehesa)
"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"