Un Ratón, así, con mayúscula, que merece el título de Ídolo de México

O lo que es lo mismo, los otros
“ratoncitos” deberían de
aprenderle algo.

Esta semana que recién termina, falleció uno de los más grandes pugilistas de México. Raúl, “el Ratón” Macías.

Este Ratón (siempre con mayúscula), debería ser fuente de inspiración para los otros “ratoncitos”, tanto los que se dedican al deporte de las patadas, como los gorditos de pijama.

Nacido en el barrio de Tepito, barrio bravo si los hay, en la capital mexicana, don Raúl Macías, como muchos más nacidos en esa parte del mundo, vio en el boxeo una forma de salir adelante en la vida. Él triunfo.

Fue muy conocido por su frase de “todo se lo debo a mi manager y a la Virgen de Guadalupe” que, como casi todos los mexicanos, en más de una oportunidad empleamos.

No nada más le dio duro al boxeo, sino que también hizo películas, telenovelas y programas de televisión y le tupió duro la baile e incluso se hizo de su propio negocio abriendo una cantina allá por la Jardín Balbuena, en la capital mexicana.
Se retiró “chamaco” allá por el 62 del siglo pasado después de haber disputado algo así como 100 peleas. Participó en los Juegos Panamericanos, Centroamericanos, los Olímpicos de Helsinki en 1952, fue campeón mundial de peso gallo en 1955. Su récord al retirarse fue de 41 victorias, 25 por nocaut y tan sólo dos derrotas.

Falleció de complicaciones de un cáncer que le comió por dentro y el pueblo mexicano, aquellos que vimos las repeticiones de sus peleas, aquellos que lo vieron pelear, y aquellos que dejaron de hacer lo que tenían que hacer por escuchar la narración de sus peleas lo recordaremos siempre con cariño y como modelo de deportista y persona.

Ojalá que los “ratoncitos” modernos le imitaran el pundonor, la fe, la dignidad, la humildad… pero eso, tal vez es mucho pedir.

Descanse en paz una de las (pocas) glorias del deporte mexicano.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"