jueves, 10 de mayo de 2012

Se las pusieron dura a los suspirantes a la presidencia mexicana.


O lo es que lo mismo le taparon el ojo al macho a pecho descubierto.

En efecto. Durante el más reciente debate entre los suspirantes a la presidencia mexicana, la edecán se llevó la nota y varias cámaras, mostrando su pechonalidad y demás curvas, logrando con ellos, que el tema central o sea el debate, pasara a segundo plano y no se hablara tanto del repazón que le dieron al que no da pena de peña y de paso puso a la suspirante del actual partido en el poder en un plano más real y medio, pero no por eso más fuerte.
Claro que en política esas argucias no son nuevas y seguirán siendo usadas en todos lados y per secula seculorum, parodiando a Chespirito en sus personajes infantiles de vecindad “fue sin querer queriendo”.

Pero todo el asunto apesta a maniobra del condenado pelón a la legua, pero el atole con el dedo se ha convertido, al parecer, en la mejor medicina que gran parte del pueblo mexicano ha sabido encontrar a sus problemas políticos y económicos, que ha padecido, para ser honestos desde hace 491 años, y aunque la mata sigue dando, la oligarquía nefasta está haciendo todo lo posible por acabársela o lo que es peor, terminar de venderla al mejor postor. Y la gente no se quiere dar cuenta o simplemente ya le vale todo porque todo se lo está llevando la tiznada y a seguir sobreviviendo a como dé lugar… así ha sido por casi cinco siglos.

Qué nos queda sino hacer nuestra lucha y tratar de hacer a la gente despertar. ¿Será que el movimiento ciudadano que pudo comenzar el subtomandate marcos se quedó encerrado en la selva lacandona para no salir de ahí jamás? ¿Acaso la gente no puede en verdad decir ¡ya basta!?
Que se olviden de los changüitos y la changüita (¡ay mojo Cantinflas!) y vean el proyecto de lo que los partidos políticos proponen a los mexicanos.
 El por quién votar para este su seguro servilleta está claro aunque desafortunadamente no ganará, pero es la mejor opción desde aquí para el futuro de mi amado país.

Una cosa es segura, por esa oligarquía que tiene 491 años enquistada y por lo tanto podrida, no pienso votar ¡jamás!






In tlanextia, in tonatiúh (Que tu sol sea siempre brillante)
"Una sola piedra puede desmoronar un edificio. Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

1 comentario:

Duke dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con tu artículo.