lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Qué pasó con el sueño mexicano?


O lo que es lo mismo, el resumen de la vida de millones de mexicanos del siglo pasado a la fecha en varias líneas.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Todo reventó y a pesar de que la vimos llegar no hicimos nada por evitarlo.
En noviembre 20 de 1910, a un mes de la celebración del centenario del inicio de la guerra de independencia, que esa por ahora, es harina de otro costal, el pueblo se levanta en armas contra la “paz” porfiriana. Como en la anterior, nos toma una década terminar la lucha fraticida con más de un millón de muertos, rematada en una guerra cristera para cerrar con “broche de oro”.
Entramos en la “paz” de la dictadura militar, disfrazada de democracia, ya que el presidente en turno, era un general electo para el puesto. Dejo a cargo de sus mercedes la sutileza electoral.
De paso, la revolución rusa partía el mundo en dos poderes antagónicos, y el nuestro, vecino de norteamericano pero de tendencia mixta, esto es el control del estado a la economía, controlando la libre competencia, ya que el estado controla, monopoliza las fuentes de inversión… que se quedan en sólo unas manos o familias, que casualmente, pertenece a los círculos cercanos al poder, cuando no emanan de ahí.
La solución al “problema” de la tentación de la re-elección la encontraron los militares al extender el período presidencial de cuatro a seis años.
Paso obligado, el honor militar fiel a las instituciones, cede, en forma democrática el poder a los civiles, en concreto a los abogados.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Los abogados egresados de ese movimiento “revolucionario” se mantuvieron en la “línea” marcada por sus antecesores, hasta que las cosas torcidas empezaron a salir a la luz pública en 1968 con el movimiento estudiantil que agitó al mundo entero y que en todos lados fue reprimido en la misma forma, por la violencia.
Después de masacrar a cientos de inocentes (¡2 de octubre no se olvida!), lo coludido entre el estado, el ejército y el cuarto poder, prensa, radio, cine y televisión, es ahora francamente abierta y la repartición de poder y riqueza era más o menos pareja.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

A partir de entonces la corrupción franca, abierta de la vida nacional, generó una ambición de poder sin límites donde “los segundones de provincias quieren hacer pingües ganancias para ir a lucirse a la capital” y no importa pactar con quien sea con tal de lograr el enriquecimiento inmediato, sin una planeación a futuro, donde el hacerse millonario en el acto era lo primero y lo demás no existía y cada quien para su santo, y de que lloren en su casa a que lloren en la mía, que lloren en su casa, y cada cual hala para su molino… y nos podemos seguir con los refranes, pero ninguno de ellos podrá logar lo que los nombres de los mandatarios en turno de 1970 a la fecha hacen por sí mismos. Las historias de corrupción, asesinatos, enriquecimientos ilícitos, falsas huelas de hambre, enriquecimientos por la devaluación (¿cuántas veces? ¡Ah! Sí. Diario desde el LEA hasta el FC o como le digan)…
A partir de los 80 el narcotráfico organizado y “apapachado por poderes ocultos”, toma cartas en el asunto, mueve dinero, pero pide impunidad, uno que otro “cuatro” a un “despistado” o “sacrificado” por mantener las apariencias y todo se desarrolla rapidito… ¡Can Cun, Ixtapan, Acapulco esta por ver pasar su segunda remodelación, Las bahías de Huatulco, y más lugares turísticos crecen y son de lo lindo “fuentes de ingreso a la nación”.
Y todo es “felicidad”. Pero como no hay cosa que dure ni cuerpo que lo aguante, (la excepción a la regla son los gobiernos mexicanos a partir del 64 que han sido malísimos), las catástrofes naturales mostraron la incapacidad de los gobernantes de reaccionar.
Mientras el mundo se asombra de la solidaridad del mexicano en los momentos de la desgracia, y los mexicanos agradecen al mundo esa misma solidaridad en la desgracia la avaricia de la clase política y la “iniciativa privada” hace que la división entre ricos y pobres se agrande.
La falta de visión a futuro de la clase política y de la iniciativa privada nos ha llevado al casi agotamiento de los recursos naturales del país. La carencia de inversión en la planeación al futuro, en la investigación, está pasando la factura y a las nuevas generaciones no les va a quedar mucho para defenderse.
Las familias en el poder, se han multiplicado y el número crece, mas no el territorio, así que las alianzas se dan más y más y los valores se pierden más y más… y llega el cierre del siglo XX y lo que va del XXI y la constante del mal gobierno, avaricia de los mercaderes y comerciantes, tanto locales como extranjeros, los pactos hechos, la pobreza extrema de más de la mitad de la población, una clase media que es casi un recuerdo y los ricos más ricos que en los tiempos de Porfirio Díaz, que dejaron de ser científicos, para convertirse en tecnócratas.
Y el pacto se salió del huacal.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Y el narcotráfico se convirtió en la forma de salir rápido de la pobreza. “Si me he de morir mañana, pos que me maten de una vez, pero bien vivido, comido, complacido en todo, aunque no llegue a los 25” piensa quien no tiene para comer, que sólo vive de los sueños que le presenta la televisión y la vida que podría tener, de riqueza, de placer, aunque llena de envidias y rencores, y las noticias aún son manipuladas… y ¡zaz, que les pica el tábano, otra guerrilla, pero a diferencia de la de los setentas en Guerrero con Lucio Cabañas, está se ganó el apoyo mundial por declarar un ¡ya basta!, a la explotación de los descendientes de los mayas, lacandones, tzotziles, chontales y demás etnias chiapanecas.
La lujuria del poder, llevo al entonces presidente a bombardear la zona, llenarla de soldados, y a “pactar” con ellos.
Para colmo, el asesinato del candidato por el partido oficial, Colosio, la rebelión del supuesto natural sustituto, Ochoa, el asesinato del hermano del cuñado, Ruiz y para cerrar con broche de oro, una huelga de hambre que no dura más de dos suspiros.
Sucesor transitivo. El pueblo cansado y para iniciar el siglo XXI el cambio de poderes se da pero no se otorga. El congreso de entonces era mayoría del partido que gozó 85 años el poder y que no va a dejas así como así, no deja de hacer nada. La gente se desespera, y no es lo mismo ser gerente de la Coca Cola (mejor conocida, junto con su competencia la Pepsi, como las aguas negras del imperialismo yanqui). Para colmo los hermanos de la dulce Poli, novia del presidente, al decir “de las malas lenguas” se enriquecen “a espaldas del cuñado”. Y nada cambia.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Dos presidentes. Ahora resulta que el pueblo mexicano tiene dos presidentes. Uno de facto, el otro de… como se diga.
El congreso nacional no cambia mucho. Se siguen enriqueciendo. Como referencia hagan su búsqueda sobre “los 500” y sus ingresos… y más de la mitad de la población, a esa que dicen representar, están en la más extrema pobreza.
El narcotráfico está en todos lados. Todos saben donde viven, quienes son, menos el gobierno. Ex militares, ex policías, ex agentes federales, ex marinos se unen a los narcos, forman carteles, matan, asolan, aterrorizan es la palabra más correcta, a toda la sociedad. No importa cuántos capos caigan, siempre habrá quien tome su lugar.
¿Legalizar su consumo? En un país que prácticamente se podría decir que se muere de hambre, lo que menos necesita son las drogas. Lo que necesita es trabajo. Pero parece que el de narco es el más solicitado.
No hay como pararlo. Para muestra los desafortunados botones de los cadáveres en las calles del Puerto de Veracruz. La ironía es que ha sucedido mientras los fiscales nacionales están de conferencia en la zona. Nadie está seguro.
¿Le remorderá la conciencia a quien inició todo ese maridaje que llevó a una impunidad que nos ha dejado la realidad nacional hoy? Digo, si es que está vivo, claro.
De
tentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Este es “el año de Hidalgo”, osease el último. ¿Por qué “el año de Hidalgo” se preguntan sus mercedes? En México, se le llama así al último año del sexenio presidencial, y dentro del humor peculiar del mexicano, dice, “año de Hidalgo, que chin… a su madre el que deje algo”.
¿Todo cambiará el 1 de diciembre del 2012 donde otro será ocupará la silla presidencial, “La Grande” como le dicen?
Vidente no soy. Pero si el mundo árabe está en un cambio radical en muchas partes, tal vez aún hay esperanza de que México salga de ese atolladero donde la carencia de escrúpulos lo ha puesto.
Tal vez, el próximo “Tlatoani” sepa inmolarse por el bien de la mayoría y haga lo que sus predecesores no han hecho. Buscar la mejora en la calidad de vida de todos los mexicanos, y todos son los más de cien millones que habitan el país, y no de “todos los mexicanos que son sólo sus familiares y amigos”.
Y ahora, un minuto de silencio en memoria de todos los muertos por causa del narcotráfico o las pandillas, y de todos sus parientes.
Que ese minuto sirva para quienes lo ejercen, lo abandonen ya que ese minuto va también por ellos y sus gentes.
Busquemos otra manera de enriquecer a todo el pueblo mexicano, pero no en la forma en que lo están haciendo.


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

1 comentario:

Duke dijo...

Te felicito por tu artículo y tu razonamiento . Estoy de
acuerdo contigo.