sábado, 28 de agosto de 2010

El México de mis recuerdos

O lo que es lo mismo, nada que ver con don Susanito o los recuerdos de don Simón.

En efecto. Hoy la tristeza, desesperación y asombro se agolparon a mi puerta… Pero para ser honestos, no recuerdo que cuatro coches bombas estallaran al mismo tiempo en una ciudad mexicana.

No quiero pensar el terror, el asombro, el miedo que sufrió la gente en ciudad Victoria, Tamaulipas… y al mismo tiempo, pienso en Colombia, Chile, Perú, Argentina, los Países Vascos, Irak, Afganistán, el Tíbet y todo lo demás donde ese tipo de ataques es casi como el “pan nuestro de cada día” y que si llegan a leer mi asombro, con toda la honestidad se mofarán de mi y se preguntarán aquello de que “¿en qué mundo vive este caón?”. Y la respuesta será que en el mismo, pero nunca mi realidad había sido confrontada como hoy.

Y lo más triste del caso, si es que lo puedo escribir de esa manera, es que ni siquiera es por un ideal político, o de justicia social, cosas por el estilo… es por el maldecido control de las rutas de narcotráfico de productores a consumidores en el gringo… La neta, la humanidad está más que jodida…. Y saber que a todos los que lo hacen, los que la siembran, la cosechan, la transforman, la crean, la mercan y la consumen, nos vendieron aquello de que éramos el futuro de la humanidad… que presente tan jodido… ¿y el futuro? Mejor ni tratar de adivinarlo.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

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