miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Será California como Arizona?


O lo que es lo mismo, los blancos gringos no cambian ni cambiaran


El 1 de mayo de 1886 iniciaría en Chicago, IL, USA, el movimiento obrero en su lucha por buscar una jornada laboral de 8 horas en este país. Por supuesto el capitalismo no toleró la huelga que los trabajadores declararon y el 4 de mayo de ese año en la plaza de Haymarket 180 policías abrirían fuego contra más de 20 mil manifestantes.
Desde 1889 en la Segunda Internacional del Congreso Obrero Socialista, en París, Francia, se declararía el 1 de mayo como fecha oficial para recordar a los Mártires de Chicago.
Desde entonces alrededor del mundo se celebra lo que hoy conocemos como el “Día del trabajo”. Curiosamente, en EE UU el Día del Trabajo se celebra el primer lunes de septiembre desde 1882 por el temor de presidente en turno Grover Cleveland de que el movimiento socialista en USA tomara más fuerza.
Han pasado los años y en el año 2006 en un 1 de mayo, el país se vio agitado por la cantidad de latinos que salieron a las calles a manifestarse en pro de una reforma migratoria que beneficiara a 12 millones de personas que no tienen los documentos legales para radicar en el país.
Sin embargo, esa reforma migratoria no se dio ya que el presidente en turno G. W. Bush, estaba más preocupado por las guerras en Afganistán, en Irak y contra el terrorismo que el debate para esa reforma se fue aplazando hasta nuestros días.
En recientes fechas el Presidente actual Barack Obama, expresó su deseo de trabajar en esa reforma migratoria, pero su lucha con los republicanos por lograr la reforma de salud y económica, al igual que a su antecesor, le ha llevado a aplazar el debate.
Pero, en un estado de la unión, fronterizo con México, de hecho era territorio mexicano hasta la innoble guerra México-americana del 1847, Arizona, la actual gobernadora republicana que persigue la re elección Jan Brewer aprobó la propuesta SB1070 del senador Russell Pearce que a partir de 28 de julio será Ley y que permite a las agencias policiales de ese estado el detener y cuestionar a cualquier persona que les sea sospechoso de ser residente ilegal convirtiendo a la persona en criminal al igual a quien le ayude, le de posada, lo contrate o lo transporte.
Así las cosas el próximo pasado 1 de mayo del 2010 alrededor del país nuevamente la gente salió a manifestarse contra esta Ley, y no sólo ha sido criticada en este país, sino en la Cumbre de Países Suramericanos. La ciudad de San José, no podía ser menos y miles salieron a las calles a protestar.
Sin embargo, a pesar del carácter tranquilo y pacífico de la manifestación, la nota obscura la puso la policía de la ciudad, a pesar de todas las declaraciones del Jefe de Policía Davis de que su departamento no hace blanco a nadie por cuestiones raciales.
Par muestra un botón.
La Sra. Susy “S” fue una de las participantes a la marcha. De herencia latina, ciudadana legar y tercera generación de migrantes en el país.
Después de la marcha, conducía su vehículo por la calle Santa Clara y al llegar a la calle sexta, la esperaba una desagradable sorpresa.
“Cuando llegué a esa parte de la ciudad, un policía me comenzó a gritar de una manera agresiva que me detuviera al igual que a otros conductores. Al igual que el auto frente a mi y el que venía detrás me detuve, primero con temor y en segundo lugar preguntándome cuál era el problema. Al preguntarle al oficial la causa, de manera grosera me respondió que eso me lo contestaría después de ver mi licencia de conducir, comprobar si era válida, una identificación y la prueba de que tenía seguro de automóvil” nos explicó la Sra. Susy con voz que reflejaba el enojo y la sorpresa.
¿La causa de la infracción? “Que llevaba desplegada una bandera de México y que eso estaba prohibido por el código vehicular de California sección 35111, (que establece que no se puede llevar objetos que sobresalgan más de seis pulgadas de la carrocería del auto), y mi bandera ni siquiera bloqueaba mi visibilidad”. Pero no paró ahí la cosa, la Sra. Susy recibió una multa y ahora debe de presentarse ante un juez.
“Por supuesto que me sentí discriminada y con la preocupación de que los jóvenes fueran blanco de actos discriminatorios por manifestar el orgullo de su cultura, y todo tal vez, por sólo hacer unos cuantos dólares en multas”.
Después de lo sucedido, la Sra. Susy decidió hacer un pequeño experimento. Colocó su bandera de poco más o menos 2 por 3 pies en el cajuela (guarda maletas) de su auto, y le pregunto a un policía si eso estaba bien, “el policía me contestó que sí, ya que no cubría ni las placas ni las luces de alto, pero para mi sorpresa me comentó que el mejor lugar sería desplegarla entre el asiento del copiloto y el del pasajero de atrás. ¡Ese era el lugar donde yo había puesto mi bandera!” finalizó la Sra. Susy.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

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