miércoles, 12 de mayo de 2010

Cinco de Mayo de 1862 muy presente tengo yo


O lo que es lo mismo, sin ellos, ni México ni el gringo serían lo que es hoy


Cinco de mayo de 1862. EL ejército más poderoso del mundo en ese momento, se encuentra a las afueras de una pequeña ciudad mexicana rodeada de volcanes, con más de 150 iglesias, que no tiene un ejército propiamente dicho, con un joven general a su mando que trata de convencer a propios y extraños de la importancia de defender la ciudad del ejército invasor, los franceses de Napoleón III que tratan de imponer una monarquía en México para poder de ahí apoderarse de lo que su tío, Napoleón Bonaparte, llamaría Latinoamérica, y al mismo tiempo poner un freno a los deseos expansionistas e imperialistas de la nueva nación que se forma en el norte del continente, los Estados Unidos de América.
Pero en esa fecha lejana, hace 148 años el General Mexicano Ignacio Zaragoza a su 33 años de edad buscaría hacer lo que hasta el momento generales con más experiencia que él no habían logrado, derrotar al ejército francés, mejor preparado y mejor pertrechado.
Para ese entonces, México, gobernado por el zapoteco de raza pura Benito Juárez, venía de salir de tres años de guerra interna, conocida en los anales de la historia mexicana como la Guerra de Reforma, y aquellos que buscaban recuperar su status quo, el clero y los agiotistas, habían partido rumbo a Austria convenciendo a un príncipe austriaco Maximiliano de Habsburgo que con ayuda del emperador francés podría ocupar un trono en el continente americano en México, un trono que según ellos, el pueblo mexicano le otorgaba sin reparos.
Zaragoza, nacido en 1829 en el estado que entonces formaban Coahuila y Tejas en la ciudad llamada entonces Bahía del Espíritu Santo, hoy llamada Goliad por los norteamericanos.
Después de abandonar Tejas junto a su familia y establecerse en Monterrey, Nuevo León, estudiaría en un seminario para unirse a las fuerzas que combatirían al siempre contradictorio Antonio López de Santa Anna en 1855.
Para 1861 es Secretario de Guerra dentro del gabinete del presidente Juárez. Puesto al que renunciaría para enfrentar al ejército francés.
Durante ese día, cinco de mayo de 1862 Zaragoza y su ejército, compuesto de militares, gente del pueblo y los indios zacapoaxtlas, en desventaja numérica al ejército francés, los detendrían por tres veces, en tres asaltos que dieran los franceses en los fuertes de Loreto y Guadalupe y no sólo eso, sino que los harían huir hasta la ciudad de Orizaba, en el vecino estado de Veracruz.
Lamentablemente, Zaragoza caería enfermo de tifoidea y meses después, el 8 de septiembre de 1862 fallecería.
Puebla, caería en manos de los franceses al año siguiente y los siguientes tres años México pasaría en una lucha constante contra los invasores y el impuesto Maximiliano quien, por órdenes de Benito Juárez, después de ser capturado y juzgado, perecería fusilado en el Cerro de las Tres Campanas en Querétaro el 19 de junio de 1867.
A partir de 1862, por decreto de Benito Juárez, la cuidad de Puebla dejó de ser de los Ángeles, para convertirse en Puebla de Zaragoza, al igual que el estado de Coahuila paso a ser llamado Coahuila de Zaragoza.
El parte que enviaría el joven general a su presidente incluiría la famosa frase “Las armas nacionales se han cubierto de gloria, Las tropas francesas se portaron con valor en el ataque y su jefe con torpeza ”.
Actualmente, para los méxicoamericanos, al haber nacido Zaragoza en Tejas, la celebración del cinco de mayo es una celebración de identidad, de celebración cultural y de unidad familiar.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

1 comentario:

CHELAMONSTER dijo...

¡Venga!, y como dicen los de allá sus lares:
W-E-L-C-O-M-E-B-A-C-K!!

¡A Menearse!