sábado, 6 de octubre de 2012

2 de octubre no se olvida


O lo que es lo mismo, "pasarán más de mil años/muchos más", pero el derramamiento de sangre en Tlatelolco, México, DF, el 2 de octubre de 1968 no se olvidarán y se reclamará justicia siempre.

En efecto. No nos casaremos de pedir justicia contra quienes ordenaron y ejecutaron la orden de abrir fuego contra la juventud estudiantil mexicana, todos inocentes y demandando justicia. Que su voz fuera escuchada.

La re contra jodida sutileza del asunto es que a partir de entonces el destino, oscuro como la pez, de los mexicanos se labrara y estemos hoy viviendo la realidad que supuestamente esos mismos que detentaron y detentan el poder, se comprometieron a que no permitirían de ninguna manera que sucediera. Ahora sí que "mejor no me ayudes compadre". Y les han permitido regresar al poder. 

Se supone que no hay mal que dure 100 años y técnicamente sólo los aguantamos 86... pero al dejarlos regresar al parecer queremos que establezcan nuevo récord. O algo así.

Lejos del DF, pero con el ombligo enterrado en el Zócalo, en esta fecha siempre la manera de manifestar ese reclamo de justicia. Esta vez, el destino siempre tiene algo que compartir que se conecta, que se sabe que uno es parte de esos muchos que desean el cambio y justicia y que en su personal aportación al mundo la expresan. 


En esta ciudad, tuvimos la suerte presenciar en vivo al músico británico Peter Gabriel quien en gira artística celebrara el 25 aniversario del lanzamiento de su disco "SO". De lo más recomendable.

Me iré al final del concierto, con el consentimiento de sus mercedes. La canción con que cierran está dedicada a Stephen Bantu Biko, activista surafricano asesinando durante el Apartheid el 12 de septiembre del 1977, prácticamente un año después de la masacre de los estudiantes de Soweto.
  
La versión completa de esa noche, 2 octubre 2012 tal vez esté por ahí... pero espero disfruten ésta tanto como su seguro servilleta.




In tlanextia, in tonatiúh (Que tu sol sea siempre brillante) "Una sola piedra puede desmoronar un edificio. Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran rola