viernes, 5 de agosto de 2011

Las cosas color de hormiga


O lo que es lo mismo, Obama ya no siente lo duro sino lo tupido.

En efecto. Al primer presidente moreno de los gringos, estos primeros “tres asaltos” no le ha ido muy bien que digamos.

Los nefandos republicanos le han dado con todo lo que tienen y pueden, rechazo y medio aprobación a su reforma de salud, total negación a una reforma migratoria, acusaciones de ser socialista y comunista (cosa que los gringos hasta hoy no perdonan ni perdonarán), caídas súbitas de las bolas de valores norteamericanas (que nos guste o no, son los republicanos los que están escondidos detrás de ellos, aunque por supuesto no hay una forma clara de probarlo, que necios sí, tontos ni de broma, los del poder se entiende, que la “masa” es otro catar), sin olvidar lo del famoso asunto de s su acta de nacimiento que probase que es “gringüito” y detentar la presidencia con todo el rigor de la Ley.

Salvo algunas ligeras alegrías, se ve difícil que aguante los cuatro “rounds” a los que está pactada esta “pelea”.

Claro que como bueno hijo del África, Obama no está dispuesto a darse por vencido y se alista para extender el combate a cuatro asaltos más, eso sí, con límite de tiempo, pero no a dos de tres caídas, que de hacerlo así, como decíamos al principio, las cosas se le podrán más negras que el color de las hormigas, que es de donde viene el dicho.

Por lo pronto, el hombre no pinta canas, más bien se ha llenado de ellas en estos tres años y no es tan viejo como podría creerse, a penas cumplió 50 años el 4 de agosto, así que se encuentra a medio camino de la vida o algo así.

Así las cosas, con todo y el fiestón que dio o le dieron, que para el caso es lo mismo, Obama no la ve llegar, la buena al menos, y como buen pugilista fajador ha aguantao todo este tiempo y se alista para tratar de ser re-elegido, tal vez confiado en que los gringos votaron dos veces por el nefasto W. y el “terminator”… pero lo que nadie quiere decir, es que esos dos, son deslavados, mientras que él es de color subido… y eso, si fue una ventaja hace cuatro años, no garantiza nada para el que viene que es tiempo electoral… Igual y al final, como el “Púas” dirá “todo se lo debo a mi manager” aunque a ciencia cierta no tengo la más remota idea de quién pueda ser, pero bueno, todo, como siempre, al tiempo.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

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