Lo ridículo del ser humano

O lo que es lo mismo, desde que se inventaron las excusas, se acabaron los pendejos, como dicen en mi pueblo.

En efecto. Es sorprendente lo ridículo y contradictorio que puede ser el llamado ser humano.

Estos días, hemos visto lo que un gripe o influenza como se da en llamar ahora más popularmente, puede hacer, y lo muy cierto que es aquello de que los pueblos no tienen memoria.

Los chinos encerraron a un grupo de mexicanos, que no tenían el H1N1 como se le llamó al virus porcino, y que ahora llaman influenza humana, casi a piedra y lodo en un hotel y con equipos de asalto los guardaron y al llevarlos al aeropuerto, iban los chinitos cubiertos de pies a cabeza como si llevaran materia radioactivo. Tal vez ayudaron a México con unos millones de dólares durante el inicio de la crisis viral, pero este acto con los paisanos en suelo chino demeritó cualquier tipo de ayuda pasada, y además, cabe recordar que ellos contaminaron al mundo con el virus avícola y además asesinaron a miles de niños con leche contaminada y a pesar de ello trataron de hacerse locos al decir que no pasaba nada, y además siguen matando monjes en el Tíbet por puro principio de domino.

El cierre de vuelos a y de México hacia Cuba nos hace recordar que sin la ayuda de México, los Castro y Cía., no estarían en el poder en estos momentos.

¿Qué decir de los argentinos que cuando los gobiernos terroristas militares miles de ellos emigraron a México sin necesidad de papeles ni un carajo sólo por pura ayuda humanitaria? ¿Y los chilenos cuando Pinochet? ¿O lo que le acaban de hacer al hijo de un entrenador de fútbol mexicano, en Ghana, que lo encerraron por 27 horas en un calabozo sin darle ni siquiera agua sólo por ser mexicano?

Ahora comprendo aquello de que “la ingratitud es cabrona”.

Sí, la ignorancia aunada con la mala información y el amarillismo de la prensa puede sacar lo peor del ser humano… pero, las muertes causadas por el virus ese, como le llamen, son menos que las que ha causado el sida, las armas, las ideas políticas, la gripe común, la sífilis, la gonorrea y la viruela, y sin embargo, a todas esas gentes que están “contaminadas” los países en cuestión, no dicen ni pío porque de pios no tienen nada.

En fin, dicen que con la vara que midas serás medido… así que empecemos a medir a todos esos y si puedes, no consumas lo que producen, que también puede estar contaminado y a la larga, también mata.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"