miércoles, 2 de septiembre de 2009

El futuro muro de los lamentos

O lo que es lo mismo, la pendejes (o pendejez, como prefieran los puristas del lenguaje, total, es lo mismo) es un don común en la política mexicana

No cabe duda que los políticos mexicanos son una especie aparte. Pueden tener la solución frente a su nariz, y normalmente van y la buscan más lejos de lo que su corta vista les permite.
¿A qué viene esta disertación tan poco profunda y de tan cierta que da pereza seguir leyendo? Se preguntará tal vez alguno de mis cinco lectores.
Y es algo simple, y de tan simple, despreciable en la concepción.
(Foto: vista panorámica del río Grijalva y al fondo el Palacio de Gobierno, y la Plaza de Armas, desde donde se puede ver el río, que a nivel de la calle, como antes, es imposible)

Allá, en mi pueblo, por no decir mi rancho, corre un río, que cuando se sale de madre, pues, causa inundaciones… o al menos lo hizo en historia reciente, pero no había sucedido en casi un siglo.


A raíz de ello, se consultó y se gastó, sin duda, una fortuna en consultar a quienes algo saben de canales e inundaciones, (además de racismo, dicho sea entre paréntesis) como son los holandeses, y éstos, que de canales (y herejías, como dirían los españoles del silgo de oro) saben un montón, dieron la recomendación que cualquier persona de mi pueblo con 1/2 dedo de frente daría de consejo y de gratis, drenen el río y listo…
(foto: vista del muro de los lamentos, del otro lado, el río Grijalva, que las nuevas generaciones sólo podrán ver en su imaginacion, o desde los puentes), el uso al material del fondo del río se le puede dar miles de usos, y si no me creen, pregunten a los venecianos que del drenado de sus canales han construido entre otras cosas, todo un parque de estacionamiento marca gigante para los que quieren visitar su isla y llegan por vía terrestre.

Los mismos flamencos, han levantado y ganado espacio al mar con ese material dragado… pero claro… ¿qué hicieron los “toma decisiones”? Pues todo lo contrario. En lugar de drenar el río, han decidido ¡levantar una muro a la vera del río! Y con eso pretenden evitar las inundaciones… pero lo más triste del asunto, es que mataron toda la vista al río que tenía la ciudad, y ese era uno de sus encantos… pasear por el malecón, sentir la vida del río, llenarse de su presencia.


Ahora, aquello que declamó el Maestro Pellicer… Agua de Tabasco vengo/Agua de Tabasco voy/De agua hermosa es mi abolengo/Y por eso aquí estoy, dichoso con lo que tengo…

O aquello del Maestro Manuel Pérez Merino que Villahermosa, se vistió de fiesta la Naturaleza…/…Y el Grijalva canta su canción eterna rendido a tus pies… (Foto: la única menra de ver el Grijalva hoy día, desde un montículo de tierra, o desde el puente que lo atravieza)

No serán más que palabras muertas, gracias a la pendejes, que no encuentro otra palabra, del actual gobierno y de los que apoyan la idea, léase el casi pleno colegio de “ingeniebros”, al más puro estilo colonial español, al ponerse la orden sobre la cabeza, doblar la cerviz y acatar la estupidez en su apogeo.

Creo que el General Gregorio Méndez que no dejó llegar a los franceses durante la intervención al centro de la ciudad; ni mi tatarabuelo, don Domingo Borrego, que pasó días y meses en la cárcel por dedicarle versos al dictador Porfirio Díaz y a su “achichintle” en Tabasco, se han de remover en sus tumbas, y seguro, que si renacieran, de la pura decepción se vuelven a morir.

Ahora es cuando, más risa, de esa llena de tristeza, da a uno al pensar que hay un partido que se apoda verde ecologista, y que de verde no tiene más que el color de los panfletos, y de ecologista el nombre.

De los “pedorristas” que como su “líder espiritual” y que se autodenomina “presidente electo” y que no hacen nada, porque no ven un beneficio para sus mediocres y mesiánicos intereses.

Por los panistas, que no son más que un grupo de “mochos” que como el presidente actual y el anterior, no son más que una vergüenza para quienes formaron el partido y lucharon por años por un cambio.
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Por la basura priísta, que no es más que una banda de serviles y oportunistas pseudopolíticos, que sólo buscan la manera de enriquecerse en un sexenio.

Por la incapacidad e ineptitud de los que se apodan de secretarios de obras públicas, de recursos hidráulicos o presidentes de la nación, municipales… que lamentablemente no sirven para un carajo, cuando se trata de tomar las decisiones correctas; pero para las incorrectas, se pintan solos y ni quien les haga sombra.

Y una especie de nudo en la garganta, por los tabasqueños, que miran sin poder hacer nada, que levanten un muro, que, tengan por seguro, como dicen allá, a la mera hora, no va a servir pa’una chingada, a la hora buena, en que al estado, lo azoten de nuevo, dos colas de huracán, si no hacen lo que todo el mundo allá sabe, incluso los que se va “jinchar” los bolsillos de plata, que es drenar los ríos, saber abrir las compuertas de las presas a tiempo… y ver, en realidad por el bien del pueblo, al que le venden sus mentiras, y que en cuanto pueden, olvidan y dejan como siempre, más “joido” de lo que lo encontraron.

Ya se “la-mentaran” cuando suceda, y el pueblo, como yo ahora mismo, se las mentaré hasta la saciedad.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)
Escritor español"

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