viernes, 30 de septiembre de 2011

Los gringos fundamentalistas sureños son peores que su contraparte islámica

O lo que es lo mismo, el racismo del anglosajón gringo es un arma de doble filo que les ha de cortar donde más les duele.

En efecto. El estado de Alabama una jueza, Sharon Lovelace Blackburn (que de lazo de amor no tiene nada), que espero alguien le quite el título y puesto profesional, se aventó la puntada recientemente de no eliminar ciertas partes de un Ley antimigrantes estatal (conocida como la HB56), en la que la policía, las escuelas, los hospitales y demás, están autorizados a pedir que se muestren los documentos necesarios para estar “legalmente” en gringolandia… como si a ellos se los hubieran pedido cuando desembarcaron del “Flor de Mayo” y casi se mueren de hambre (lastima que los nativos del noreste del país no les aplicaron la misma ley).

Hoy, cientos de alumnos hijos de latinoamericanos, con o sin documentos legales están abandonado las escuelas, y no creo que haya quien les pare, ya que no se ve para cuándo leyes tan obsoletas y ridículas, al más puro estilo nazi-hitleriano, sigan siendo firmas y aprobadas por esa mayoría blanca que como tal, sólo ha aportado destrucción al mundo, y tal vez uno que otro avance tecnológico.

En fin, cosa está que truena, ya que estas familias tendrán que desplazarse a otros estados y de seguir el mismo ritmo, los antimigrantes lograrán pasar más leyes semejantes, como en Arizona y otros estados de la “desunión”.

Dudo que estén preparados para el golpe económico, que es el único lugar donde les duele en verdad, pero que estoy cierto será tan duro, que no habrá salida en más de una década, porque ningún blanco, negro, o amarillo, está dispuesto a hacer los trabajos que los latinos hacemos y eso, me consta.

Así que a abandonar esos estados, sumirlos en la depresión y miseria y entonces, cuando vean cuánto nos necesitan, que nos den amnistía, documentos y la oportunidad de vivir bien, que de no ser porque en nuestros países se nos ha negado, no estaríamos aquí.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
 Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

jueves, 29 de septiembre de 2011

¿Se mata al hombre o a la doctrina?

O lo que es lo mismo, nada ha cambiado con el correr de los siglos.

“Ni con estos (católicos) ni con aquellos (calvinistas y luteranos) estoy de acuerdo en todos los puntos, ni tampoco en desacuerdo. Me parece que todos tienen parte de verdad y parte de error y que cada uno ve el error del otro, mas nadie el suyo... Fácil sería decidir todas las cuestiones si a todos les estuviera permitido hablar pacíficamente en la iglesia contendiendo en deseo de profetizar”
Miguel Servet, teólogo y científico español. 1511-1553.

Por ideas como esa y otras radicales en busca de la libertad de conciencia, mataron, dos veces, a don Miguel. Una en Viena en forma simbólica, la otra en vivo en Ginebra...

Y todo por no estar de acuerdo con católicos o calvinistas de su época... Asombroso la cantidad de siglos que han pasado y lo poco que hemos cambiado.
"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

martes, 27 de septiembre de 2011

Soñar no cuesta nada



O loque es lo mismo, me quedé dormido mientras leía otra nota alarmante sobre la realidad mexicana y me despertó la triste realidad.

“Más de 80 periodistas asesinados en México en una década ha dejado de ser una triste estadística para convertirse en una cifra más. Hoy, en el 2011 esa cifra ha sido superada y cada vez es peor la manera en que se mata a la gente que tratar de informar sobre el diario acontecer de la vida nacional.
(Discurso pronunciado por su servilleta ante todo el país, transmitido por Internet buscando cambiar las cosas en México): No voy a defender a Calderón, que bueno, no ha sido ni mejor ni peor presidente que los anteriores, todos ellos, bien podrían recibir el apelativo de pan blanco, dejo a sus mercedes el que busquen la causa del apodo, son culpables de lo que pasa en mi amado país.
Si nos remontamos al pasado, al menos el narcotráfico estaba controlado, y a los periodistas se les mataba por decir la verdad o al menos su verdad sobre el gobierno en turno.
Hoy, decir la verdad del gobierno en turno, de los narcoperiodistas, de los narcopolíticos, lleva en sí misma una especie de sentencia de muerte que uno nunca sabe cuando le van a aplicar. Su seguro servilleta, sin ir más lejos, a lo mejor se la esta jugando por redactar estas líneas… pero que remedio, como dicen en el dominó, fichitas y valor… claro que igual y no vamos a cambiar nada y todo va a seguir igual por los siguientes motivos:
1. los gringos siguen nutriendo de armas a los narcos y a los policías y militares. Estos últimos, abandonan las fuerzas armadas y se pasan a las del contrario pero se llevan el conocimiento y las armas. Para muestra los nefastos zetas.
2. el consumo de drogas de los gringos no tiene manera de ser saciado y mientras exista la demanda existirá la oferta. Ley que ellos mismos inventaron.
3. los gringos no están legalizando ninguna droga porque le conviene a sus líderes más tenebrosos que las diferentes pandillas se sigan matando entre ellas; que las minorías vivan drogadas sin ver salida a su triste realidad y para seguir siendo esclavas de la sociedad de consumo que es la única forma de vivir en el gringo.
4. los narcos mexicanos no van a perecer ni a desaparecer por la demanda que de droga tiene el gringo. No importa dónde se hagan las drogas, ni de donde provengan los elementos para hacerlas, siempre se necesitará un burro que la transporte, un asesino que la defienda, uno que la merque y otro que mantenga el círculo vicioso.
5. los nefastos gobernantes mexicanos de la mitad del siglo pasado a nuestros días, han fomentado el narco terror y en narcotráfico en el país para enriquecerse sin empacho y valiéndoles una M_ _ _e el qué dirán o incluso el que sus hijos sean adictos a las drogas que ellos mismos protegen y promueven.
6. con eso de que los mexicanos no pueden tener armas, salvo los militares, los policías y por supuesto los narcos, pues no hay como defenderse y contra atacar a mal tan perjudicial, (en clara y no tan clara referencia a los judiciales mexicanos)
7. más de la mitad del pueblo mexicano vive en la extrema pobreza. La clase media es casi un recuerdo y los ricos son más ricos y no hacen nada por ayudar a los más necesitados. Para ejemplo el turco del Slim que se llenó la boca diciendo que donaría millones de dólares a los más necesitados del continente, pero no ha donado un carajo para los más necesitados mexicanos. Cuando el pueblo pueda comer como Dios manda tres veces al día, sin importarle si le alcanzará para la renta, el teléfono, la luz, la educación de sus hijos etcétera, entonces me dirán si la gente se quiere dedicar al narco. No faltará el animal que lo haga, pero serán los menos y entonces se podrá erradicar.
8. los gobernantes mexicanos son tan ineficientes que sólo encuentran excusas ridículas para no legalizar el uso de drogas naturales, como la marihuana, el peyote, los hongos e incluso las hojas de coca, porque de hacerlo no recibirían su “chayote sin espinas” de parte de los narcos. (Si su merced no es mexicano o mexicana, allá se le llama al soborno, entre otras formas como “chayote” que el vegetal no tiene nada que ver, salvo que es verde, como el dinero gringo y normalmente se le da a los periodistas y por extensión a todos. El soborno que se da a los policías se llama mordida, porque son unos perros que muerden la mano que les da de comer, o sea el pueblo).
9. a los narcos les vendieron aquello de vivir rápido y morir joven es lo mejor.
10. todas las razones y motivos que sus mercedes deseen aportar
La solución, y bueno, ya la frase está trillada desde los albores del siglo pasado, pero “que muera el mal gobierno” o sea, los 500 diputados, los 128 senadores, todos los asistentes y consejeros presidenciales, el presidente mismo, gobernadores y diputados estatales, agentes de la policía, de la judicial, todos los altos, medios y bajos mandos del ejército, la marina y la armada… todo lo que huela a gobierno… que no ha sido más que un mal gobierno desde hace cien años. ¿Y quién gobernaría entonces?, se puede preguntar su merced, bueno, una vez que nos deshicimos de esa nefasta clase gobernante, donde estaremos sumidos en la anarquía, que ya la vivimos de facto, a lo mejor los narcos dejan de jugar a matarse los unos a los otros, y sobre todo dejan de matar a los demás y deciden hacer progresar al país aportando su plata y la decomisada a todos los ex gobernantes y sus familias y entonces, convocamos a elecciones generales de nuevo, y con un poco de suerte y la ayuda de todos los Dioses, podremos tener un gobierno honrado que mire por el interés del país, de las mayorías y de las minorías…”

¡Ring, ring, ring! Maldita alarma despertadora, con lo bonito que me iba saliendo mi sueño de justicia en México… lástima que me tengo que ir a trabajar… y ya se me olvidó el resto del sueño/solución a los problemas nacionales… en fin, creo que lo primero es legalizar el consumo de drogas en México y en el gringo y a ver si así, “muerto el perro, se acaba la rabia”.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Qué pasó con el sueño mexicano?


O lo que es lo mismo, el resumen de la vida de millones de mexicanos del siglo pasado a la fecha en varias líneas.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Todo reventó y a pesar de que la vimos llegar no hicimos nada por evitarlo.
En noviembre 20 de 1910, a un mes de la celebración del centenario del inicio de la guerra de independencia, que esa por ahora, es harina de otro costal, el pueblo se levanta en armas contra la “paz” porfiriana. Como en la anterior, nos toma una década terminar la lucha fraticida con más de un millón de muertos, rematada en una guerra cristera para cerrar con “broche de oro”.
Entramos en la “paz” de la dictadura militar, disfrazada de democracia, ya que el presidente en turno, era un general electo para el puesto. Dejo a cargo de sus mercedes la sutileza electoral.
De paso, la revolución rusa partía el mundo en dos poderes antagónicos, y el nuestro, vecino de norteamericano pero de tendencia mixta, esto es el control del estado a la economía, controlando la libre competencia, ya que el estado controla, monopoliza las fuentes de inversión… que se quedan en sólo unas manos o familias, que casualmente, pertenece a los círculos cercanos al poder, cuando no emanan de ahí.
La solución al “problema” de la tentación de la re-elección la encontraron los militares al extender el período presidencial de cuatro a seis años.
Paso obligado, el honor militar fiel a las instituciones, cede, en forma democrática el poder a los civiles, en concreto a los abogados.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Los abogados egresados de ese movimiento “revolucionario” se mantuvieron en la “línea” marcada por sus antecesores, hasta que las cosas torcidas empezaron a salir a la luz pública en 1968 con el movimiento estudiantil que agitó al mundo entero y que en todos lados fue reprimido en la misma forma, por la violencia.
Después de masacrar a cientos de inocentes (¡2 de octubre no se olvida!), lo coludido entre el estado, el ejército y el cuarto poder, prensa, radio, cine y televisión, es ahora francamente abierta y la repartición de poder y riqueza era más o menos pareja.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

A partir de entonces la corrupción franca, abierta de la vida nacional, generó una ambición de poder sin límites donde “los segundones de provincias quieren hacer pingües ganancias para ir a lucirse a la capital” y no importa pactar con quien sea con tal de lograr el enriquecimiento inmediato, sin una planeación a futuro, donde el hacerse millonario en el acto era lo primero y lo demás no existía y cada quien para su santo, y de que lloren en su casa a que lloren en la mía, que lloren en su casa, y cada cual hala para su molino… y nos podemos seguir con los refranes, pero ninguno de ellos podrá logar lo que los nombres de los mandatarios en turno de 1970 a la fecha hacen por sí mismos. Las historias de corrupción, asesinatos, enriquecimientos ilícitos, falsas huelas de hambre, enriquecimientos por la devaluación (¿cuántas veces? ¡Ah! Sí. Diario desde el LEA hasta el FC o como le digan)…
A partir de los 80 el narcotráfico organizado y “apapachado por poderes ocultos”, toma cartas en el asunto, mueve dinero, pero pide impunidad, uno que otro “cuatro” a un “despistado” o “sacrificado” por mantener las apariencias y todo se desarrolla rapidito… ¡Can Cun, Ixtapan, Acapulco esta por ver pasar su segunda remodelación, Las bahías de Huatulco, y más lugares turísticos crecen y son de lo lindo “fuentes de ingreso a la nación”.
Y todo es “felicidad”. Pero como no hay cosa que dure ni cuerpo que lo aguante, (la excepción a la regla son los gobiernos mexicanos a partir del 64 que han sido malísimos), las catástrofes naturales mostraron la incapacidad de los gobernantes de reaccionar.
Mientras el mundo se asombra de la solidaridad del mexicano en los momentos de la desgracia, y los mexicanos agradecen al mundo esa misma solidaridad en la desgracia la avaricia de la clase política y la “iniciativa privada” hace que la división entre ricos y pobres se agrande.
La falta de visión a futuro de la clase política y de la iniciativa privada nos ha llevado al casi agotamiento de los recursos naturales del país. La carencia de inversión en la planeación al futuro, en la investigación, está pasando la factura y a las nuevas generaciones no les va a quedar mucho para defenderse.
Las familias en el poder, se han multiplicado y el número crece, mas no el territorio, así que las alianzas se dan más y más y los valores se pierden más y más… y llega el cierre del siglo XX y lo que va del XXI y la constante del mal gobierno, avaricia de los mercaderes y comerciantes, tanto locales como extranjeros, los pactos hechos, la pobreza extrema de más de la mitad de la población, una clase media que es casi un recuerdo y los ricos más ricos que en los tiempos de Porfirio Díaz, que dejaron de ser científicos, para convertirse en tecnócratas.
Y el pacto se salió del huacal.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Y el narcotráfico se convirtió en la forma de salir rápido de la pobreza. “Si me he de morir mañana, pos que me maten de una vez, pero bien vivido, comido, complacido en todo, aunque no llegue a los 25” piensa quien no tiene para comer, que sólo vive de los sueños que le presenta la televisión y la vida que podría tener, de riqueza, de placer, aunque llena de envidias y rencores, y las noticias aún son manipuladas… y ¡zaz, que les pica el tábano, otra guerrilla, pero a diferencia de la de los setentas en Guerrero con Lucio Cabañas, está se ganó el apoyo mundial por declarar un ¡ya basta!, a la explotación de los descendientes de los mayas, lacandones, tzotziles, chontales y demás etnias chiapanecas.
La lujuria del poder, llevo al entonces presidente a bombardear la zona, llenarla de soldados, y a “pactar” con ellos.
Para colmo, el asesinato del candidato por el partido oficial, Colosio, la rebelión del supuesto natural sustituto, Ochoa, el asesinato del hermano del cuñado, Ruiz y para cerrar con broche de oro, una huelga de hambre que no dura más de dos suspiros.
Sucesor transitivo. El pueblo cansado y para iniciar el siglo XXI el cambio de poderes se da pero no se otorga. El congreso de entonces era mayoría del partido que gozó 85 años el poder y que no va a dejas así como así, no deja de hacer nada. La gente se desespera, y no es lo mismo ser gerente de la Coca Cola (mejor conocida, junto con su competencia la Pepsi, como las aguas negras del imperialismo yanqui). Para colmo los hermanos de la dulce Poli, novia del presidente, al decir “de las malas lenguas” se enriquecen “a espaldas del cuñado”. Y nada cambia.

Detentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Dos presidentes. Ahora resulta que el pueblo mexicano tiene dos presidentes. Uno de facto, el otro de… como se diga.
El congreso nacional no cambia mucho. Se siguen enriqueciendo. Como referencia hagan su búsqueda sobre “los 500” y sus ingresos… y más de la mitad de la población, a esa que dicen representar, están en la más extrema pobreza.
El narcotráfico está en todos lados. Todos saben donde viven, quienes son, menos el gobierno. Ex militares, ex policías, ex agentes federales, ex marinos se unen a los narcos, forman carteles, matan, asolan, aterrorizan es la palabra más correcta, a toda la sociedad. No importa cuántos capos caigan, siempre habrá quien tome su lugar.
¿Legalizar su consumo? En un país que prácticamente se podría decir que se muere de hambre, lo que menos necesita son las drogas. Lo que necesita es trabajo. Pero parece que el de narco es el más solicitado.
No hay como pararlo. Para muestra los desafortunados botones de los cadáveres en las calles del Puerto de Veracruz. La ironía es que ha sucedido mientras los fiscales nacionales están de conferencia en la zona. Nadie está seguro.
¿Le remorderá la conciencia a quien inició todo ese maridaje que llevó a una impunidad que nos ha dejado la realidad nacional hoy? Digo, si es que está vivo, claro.
De
tentar el poder puede trastornar
a quien sea. Nadie está exento
pocos se pueden preparar
para un día, dejar el poder absoluto.

Este es “el año de Hidalgo”, osease el último. ¿Por qué “el año de Hidalgo” se preguntan sus mercedes? En México, se le llama así al último año del sexenio presidencial, y dentro del humor peculiar del mexicano, dice, “año de Hidalgo, que chin… a su madre el que deje algo”.
¿Todo cambiará el 1 de diciembre del 2012 donde otro será ocupará la silla presidencial, “La Grande” como le dicen?
Vidente no soy. Pero si el mundo árabe está en un cambio radical en muchas partes, tal vez aún hay esperanza de que México salga de ese atolladero donde la carencia de escrúpulos lo ha puesto.
Tal vez, el próximo “Tlatoani” sepa inmolarse por el bien de la mayoría y haga lo que sus predecesores no han hecho. Buscar la mejora en la calidad de vida de todos los mexicanos, y todos son los más de cien millones que habitan el país, y no de “todos los mexicanos que son sólo sus familiares y amigos”.
Y ahora, un minuto de silencio en memoria de todos los muertos por causa del narcotráfico o las pandillas, y de todos sus parientes.
Que ese minuto sirva para quienes lo ejercen, lo abandonen ya que ese minuto va también por ellos y sus gentes.
Busquemos otra manera de enriquecer a todo el pueblo mexicano, pero no en la forma en que lo están haciendo.


"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

jueves, 22 de septiembre de 2011

Carta abierta


O lo que es lo mismo, te lo digo a ti puerta, pa'que me oigas tu ventana.
San José, California. Septiembre 22 del 2011

Estimados padres de familia,

Espero que este ciclo escolar esté lleno de satisfacciones académicas, para sus hijos y para ustedes.

Como padre de familia espero lo mejor en el futuro de mi hijo. Creo que todos los padres de familia esperamos lo mismo para nuestras hijas e hijos. Lo mejor.

Muchos han llegado a este país con esa esperanza, con ese sueño y anhelo: tener una vida mejor y darle a la siguiente generación familiar la oportunidad de que su futuro sea mejor que nuestro presente. En gran medida para lograr ese objetivo es necesario tener una buena educación académica.

Que pueda mi hijo, y todos aquellos que acuden a nuestras escuelas, lograr una educación superior y obtener un título universitario es parte de ese deseo para su bienestar en el futuro.

Por mi parte, debo continuar aprendiendo para tratar de ayudarle y ayudarles, a logar sus objetivos.

El mundo cambia rápidamente. La tecnología dejó de ser ciencia ficción y es una realidad y se actualiza a un ritmo que no es fácil de mantener, ni en lo económico ni en su conocimiento y dominio.

Pero no sólo es el aprender y el trabajar, convertirse tan sólo en un proveedor de bienes materiales, lo único que contribuirá y me ayudará para apoyar mi hijo.

Mi participación con la escuela y mi comunidad en general, es parte crucial en ese futuro que le espera.

Por desgracia, nuestros jóvenes, en especial los varones, según las frías estadísticas, en sus niveles académicos están muy por debajo de otros segmentos de la población.

La unidad hace la fuerza. Es algo que en los países latinoamericanos hemos dicho siempre. La unión de los padres de familia y las escuelas, hará posible que esa brecha educacional que azota a nuestra juventud y niñez se cierre. Pero sólo si construimos hoy las bases para ese futuro mejor.

Para lograr esa unión, es necesario contar con su participación. Sin la participación de los padres en la educación académica de sus hijos no hay sistema educativo que funcione.

Asistir a las juntas escolares; participar como voluntario en los salones de clase; en el patio; en la cafetería; conocer a otros padres de familia e intercambiar puntos de vista sobre la educación de los hijos; asistir e ir preparado, con las preguntas necesarias para mejorar el nivel académico de los alumnos, a las conferencias con los maestros; ser parte de las actividades escolares; aprender nuevas técnicas en la crianza de los hijos, son algunas de las actividades que a la larga serán de gran beneficio para la comunidad.

En las escuelas queremos oír su voz. Conocer sus inquietudes e ideas para mejorar la educación de sus hijos. Que comparta sus preocupaciones y sus logros.

Pero también queremos que nos permita ayudarle en su proceso de aprendizaje para una mejor comprensión de sus hijos; del sistema de educación; cómo puede usted ayudar a sus hijos con sus tareas; qué recursos están a sus disposición, entre otras cosas.

Es ahora, más que nunca, que las escuelas necesitan a los padres de familia. Al mismo tiempo, son los padres de familia los que necesitan más que nunca a las escuelas.

Ayúdenos, o mejor aún, ayudémonos a hacer del futuro de nuestros hijos, y nosotros mismos, una realidad mejor, mucho mejor que nuestro presente.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"

jueves, 15 de septiembre de 2011

¿201 años de independencia?

O lo que es lo mismo, pese a las cruentas guerras que azotaron México en el Siglo XIX, no se ha logrado una independecia y sí más dependencia.

En efecto, hoy y mañana, por capricho de don Porfirio, se celebra en México el 201 aniversario del inicio de la lucha de independencia.

Bien podríamos extendernos en una clase de historia al respecto, pero hoy baste preguntarnos que tan independiente es México, donde el capitalismo desmedido ha arraigado, Donde el narcopoder, el narcopolítico y el narcotraficante es una especie de rey.

Donde escritores, periodistas y pueblo en general se pregunta si “revivir” el Artículo 22 Constitucional que establece la pena de muerte para secuestradores y traidores a la patria.

Donde la inseguridad ha llegado a los estadios deportivos como ocurrió en agosto en Torreón, Coahuila.

Donde el pueblo prefiere comer MacDonald's, "Knetucky fried chicken", beber Coca o "Pecsi" (pregúntenle al tepiteño futbolista de C. Blanco cómo se pronuncia) y todo lo que huela a extranjero sigue siendo mejor.

Un México que a cien años de su conmemoración de Independencia se vio envuelto en otra Revolución.

Que a cien años de esa Revolución y más de un millón de muertos en aquel entonces, no vive en paz, no tiene seguridad en sus calles, no cree en su políticos y líderes, donde los ricos son muy ricos y más de la mitad de la población vive en la extrema pobreza.

Donde la clase media es un recuerdo de película del ciclo de Oro del séptimo arte y que hoy por hoy ha generado más migración hacia otros países en busca de esa libertad, por la que murieron tantos hombres y mujeres y que no se ve, al menos desde aquí como una posible realidad.

"Una sola piedra puede desmoronar un edificio.
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) Escritor español"